
¿Cómo educar a un perro para que no muerda?

El can interactúa con el mundo a través de su boca, pero enseñarle a no morder o hacer daño con ella es importante.
Los perros muerden: la boca les sirve para interactuar con el mundo. Pero educar al cachorro o can adulto para que no muerda o no haga daño es importante. Las consecuencias de los mordiscos de un perro, en especial de un cachorro, son conocidas: un cojín destrozado, rollos de papel higiénico mordisqueados y desplegados por el pasillo.
Los perros muerden: la boca les sirve para interactuar con el mundo. Pero educar al cachorro o can adulto para que no muerda o no haga daño es importante. Las consecuencias de los mordiscos de un perro, en especial de un cachorro, son conocidas: un cojín destrozado, rollos de papel higiénico mordisqueados y desplegados por el pasillo… Tampoco hay que olvidar los que pega a su humano en los tobillos o codos camino del parque. Pero los dientes del perro son herramientas que deben ser educadas para evitar que muerda con daño y prevenir estropicios en casa. En el siguiente artículo se muestra cómo hacer que el can no muerda: jugar a la boca blanda, enseñarle las pautas “deja” y “suelta”, utilizar juguetes apropiados y evitar practicar el tira y afloja con el perro.
El juego de boca blanda
Los canes deben aprender que un mordisco suyo puede hacer daño, algo importante cuando hay niños cerca. El siguiente ejercicio llamado "boca blanda" educa al perro para que no muerda y se puede practicar con el animal desde que cumple los tres meses. Este juego persigue que el cachorro comprenda que no puede apretar su mandíbula con fuerza porque hace daño.
"Para conseguir que el perro entienda que su mordisco hace daño, hay que dejar que muerda nuestra mano, pero solo hasta el nivel de presión que deseemos. Cuando alcance esa mordida, hay que emitir un pequeño grito", explica Davinia González, educadora canina. La señal puede ser un "ay, ay" leve, nunca gritos. Esta voz será el signo para que el cachorro no ejerza más fuerza. Una vez que el pequeño frena su bocado, hay que premiarle con una recompensa comestible, como unas sabrosas galletas caseras.
La presión de la mordida permitida para el cachorro debe reducirse de forma paulatina hasta que el perro aprenda a jugar "con la boca blanda".
